Una
deportista griega fue expulsada de los Juegos Olímpicos de Londres por
manifestaciones racistas en Twitter; al subjefe de policía de Soriano lo
destituyeron por comentarios “golpistas” contra José Mujica y hasta a
una monja española, conocida como “Sor internet”, la desalojaron del
convento debido a su alta exposición en Facebook. Dentro de este combo
de trabajos perdidos y redes sociales hay un ejemplo menos mediático
pero más típico: el del empleado que es despedido por hacer comentarios
inapropiados sobre su empresa o su jefe en internet.
Las redes sociales llegaron para quedarse y
para cambiar el tablero. Alrededor de 1.200.000 uruguayos ya son
usuarios y de ellos el 99% tiene Facebook, según el Perfil del
Internauta, presentado el jueves por el Grupo Radar.
A medida que estas plataformas forman parte
cada vez más natural de nuestras vidas, la línea divisoria entre lo
público y lo privado se va desdibujando.
La era del exhibicionismo y la imprudencia
online no solo se está cobrando sus primeras víctimas en el país
(recientemente Subrayado informó del despido de una periodista de El
Telégrafo de Paysandú por publicar una noticia en Twitter antes que en
el diario) sino que también está por constituirse en tema de debate
judicial, a medida que empiezan a aparecer los primeros casos relativos a
las redes sociales.
Leonardo Slinger, abogado especialista en Derecho Laboral del estudio Guyer y Regules, informó a El Observador
que actualmente actúa en un juicio entre una empresa y un exempleado,
ya que este habló mal de su jefe y de la compañía por Facebook, pese a
tener a su superior entre sus “amigos”, motivo por el cual fue
despedido.
Si bien el extrabajador alega que el despido
es injusto porque la información que vertió en Facebook alude a su vida
personal, Slinger -como asesor legal de la empresa- considera que el
comentario era agraviante para el empleador, por lo cual su
desvinculación fue justa, más allá de que la publicación la hiciera
fuera de horario laboral.
“Cuando (los trabajadores) hacen referencia a
la empresa y a sus superiores deben cuidar las mismas reglas que si lo
hicieran fuera de la red social. Tienen que ser aun más cuidadosos por
la magnitud que estos mensajes tienen. Yo puedo decir estoy cansado o no
me gusta el trabajo, pero no, por ejemplo, que mi jefe es un
delincuente o ventilar información de la empresa", sostuvo
Slinger.
Todavía no ha habido ningún fallo de la
Justicia referente a las redes sociales y el ámbito laboral. Y aunque
tampoco hay leyes que regulen el mal uso de internet en el trabajo, es
posible establecer ciertos parámetros a partir de las sentencias previas
al respecto, en las que, por lo general, se ha reconocido el derecho
del empleador a sancionar estas conductas.
“Hay alguna sentencia que dice, incluso, que
no es necesario que el empleador avise previamente que el mail de la
empresa no puede ser usado para fines particulares. Por lo tanto, si se
comprueba el uso indebido, esto puede llegar a constituir ‘notoria mala
conducta’, lo que da lugar al despido sin indemnización”, señaló la
abogada especialista en Derecho Laboral Cristina Mangarelli.
Al respecto, el letrado Nelson Larrañaga, del
Estudio Ferrere, comentó que los magistrados por lo general “han
entendido que las herramientas informáticas estaban destinada para fines
laborales” y han avalado el despido sin indemnización. Así sucedió en
casos que implicaron el ingreso a sitios pornográficos o el uso indebido
de los mails en el trabajo.
De acuerdo a Slinger, el control que puede
ejercer el empleador en el uso de internet está sujeto a dos variables:
el derecho a la intimidad, que está protegido constitucionalmente, y
quién es el propietario de la herramienta informática. “Mayoritariamente
se admite el derecho del empleador a monitorear el uso de las
herramientas informáticas (mail, acceso a internet) cuando son provistas
por él, y siempre que éste haya advertido al trabajador que se
reservaba el derecho a controlar el uso de estas. Cuando son del
empleado (por ejemplo, su mail personal) el control está vedado. Se
entiende que es alcanzado por la protección del secreto de
correspondencia”, explicó.
En el caso de las redes sociales, sin embargo,
señaló el especialista, “no hay una posición jurisprudencial firme y
generalmente se termina transando, porque es incierto el resultado que
se pueda tener”.
Controles de las empresas
Slinger aconseja a las empresas regular este
tema en el contrato o a través de un código de conducta. Zonámerica
dispone de un Código de Ètica por el cual los empleados se comprometen a
usar las herramientas informáticas con fines laborales. No obstante,
informó Fabrizio Cantoni, gerente de sistemas de la firma, no hay
restricciones en cuanto al acceso a internet, pero sí disponen de
herramientas de control.
Desde una empresa multinacional con sede en el
país, que prefirió guardar confidencialidad, se informó que si bien no
hay restricciones en el acceso (a excepción de los sitios pornográficos y
el chat de los mails personales) se realiza un monitoreo desde la casa
matriz de la firma, a la que pueden recurrir desde Uruguay si tienen la
sospecha de que está pasando algo raro respecto al uso de las
herramientas informáticas.
En el Banco Central del Uruguay (BCU), la
mayoría de los 627 funcionarios tienen bloqueado el acceso a
determinados sitios web, como las redes sociales, Youtube, y las páginas
de supermercados y de los diarios deportivos. El criterio para la
habilitación, señaló Carlos Herrera, encargado de sistemas del BCU,
depende de la relación que estos sitios puedan tener con las tareas que
se desarrollan en el banco. No obstante, indicó, si bien no hay
aplicaciones para filtrar contenidos, disponen de un programa que saca
estadísticas de navegación por internet y hay un funcionario que una vez
por semana las analiza. En función de estos resultados, el banco decide
si bloquea alguna dirección web que esté siendo utilizada en exceso o
le llama la atención a algún trabajador. El BCU no dispone de cuenta de
Facebook ni Twitter, aunque sí de un canal de Youtube.
De acuerdo a Federico Muttoni, gerente de la
consultora Advice, por lo general las firmas multinacionales suelen
tener una política de uso de las redes sociales, mientras que a las
uruguayas les cuesta más. “En la medida que las personas sean
responsables en el uso de las redes sociales, estas incluso pueden
llegar a favorecer a las empresas. Además, si a la generación Y no le
damos acceso, su motivación y su conexión con el mundo digital pueden
verse afectadas y lo que pretendemos que sea para cuidar la
productividad la puede estar hiriendo. El problema no son las redes
sociales sino el compromiso y motivación de los empleados”, indicó.
Sospechosos sin Facebook
No obstante la reticencia de ciertas empresas a
la hora de habilitar el uso de las redes sociales, muchas otras las
utilizan para el proceso de selección de su personal. Según publicó esta
semana el diario español ABC, hay departamentos de recursos humanos en
EEUU que rechazan a los jóvenes que no tengan cuenta en Facebook, así
como algunos psicólogos indican que no estar en las redes sociales
puede ser considerado sospechoso, ya que puede enmascarar un
comportamiento antisocial o alguna otra cosa que no se quiera que salga a
la luz.
La revista alemana Der Taggspiegel llegó
incluso a relacionar a Breivik Anders, autor del asesinato de 77
personas en Noruega el año pasado, y James Holmes, acusado por el
tiroteo en el cine de Denver, debido a que ambos no tenían perfiles en
Facebook. Tampoco tenían amistades en el mundo real.
Pero más allá de estos casos extremos, la
tendencia de chequear el perfil de los candidatos a un puesto de trabajo
en las redes sociales se está extendiendo en el mundo y en Uruguay,
señaló Muttoni. Agregó que las empresas ven como algo positivo que los
candidatos estén en estas plataformas, especialmente en Linkedin (no
obstante solo el 2% de los uruguayos utiliza el sitio web, según el
estudio de Radar).
“A veces las empresas solicitan ‘informes
ambientales’, que tratan de establecer en qué condiciones vive (el
candidato) en su ámbito personal, en algunos casos hasta se visita la
casa. En Argentina es muy usado”, indicó Muttoni. Sin embargo, un
estudio de Advice establece que solo el 35% de los uruguayos que busca
trabajo lo hace a través de las redes sociales, un número muy inferior a
lo que se maneja a nivel internacional.
Más allá de que sea para conseguir un trabajo o
para mantenerlo, el uso de las redes sociales afecta cada vez más la
relación entre las empresas y los empleados. El consejo de los expertos
consultados es, en principio, tener en cuenta las repercusiones que
pueden generar los comentarios en estos sitios web y limitar los
instrumentos informáticos que provee el empleador a su uso laboral. No
obstante, sería importante establecer una regulación a nivel judicial,
destacó Larrañaga:”En la medida en que se establecen reglas claras, los
actores saben cómo moverse”.