martes, 30 de abril de 2013

Uso de Redes Sociales: antes de actuar, diseñar


Uso de Redes Sociales: antes de actuar, diseñar


By Isabel Jiménez Muriel de Madrid city, España

Personal Branding, Employer Branding,  Reclutamiento 2.0, Reputación online… debemos estar presentes en la Red para conseguir clientes, empleo, oportunidades, pero ¿tenemos diseñada una estrategia o nos lanzamos frenéticamente a su uso indiscriminado porque “es lo que toca”?. Les invito a reflexionar conmigo sobre aspectos que, aún siendo conocidos, en ocasiones olvidamos por el impulso de ponernos en marcha, hacia donde sea, porque otros han iniciado la carrera y no podemos quedarnos atrás.

Comencemos con algunos datos:

Según el I Informe de Infoempleo sobre redes sociales en el mercado de empleo español[i], el 49% de las Empresas utilizaron las redes sociales como canal de reclutamiento; el 80% analizaron la reputación on line de los candidatos durante el proceso de selección; los medios más utilizados para la selección de personal fueron Linkedin (32%), Facebook (15%) y Twitter (10%). Desde el punto de vista de los candidatos, el 50% buscó empleo en las Redes Sociales, de éste, el 45% fue contactado por esta vía; los motivos por los que estaban presentes en las Redes eran: contactar con amigos (88%), encontrar empleo (67%), establecer y mantener contactos profesionales (66%), actualización profesional (61%).

En el último informe del Observatorio de Redes Sociales[ii] encontramos que el 91% de los internautas, a diciembre de 2011, tenía 1 cuenta activa y la media era de 2,3 cuentas activas.

Todo vale para darse a conocer –tanto redes sociales generalistas (Facebook, You Tube) como profesionales (Linkedin, Xing) o microblogging (Twitter)- y esto es fantástico, pero también todo es utilizado para reclutar, con lo que hay que cuidar lo que decimos y cómo lo hacemos.

Desde el punto de vista profesional estar en la red se ha convertido en una necesidad. Si no estás, no existes. Teniendo en cuenta la importancia de la huella que dejamos en ella sería aconsejable tener claro:

1. Qué vamos a mostrar, cómo queremos presentarnos:

1.1 Definir lo que se es de una manera clara, sencilla y honesta: conocimientos y experiencias adquiridas, habilidades desarrolladas, logros, recomendaciones reales de las que se dispone. En la cartera de servicios mejor calidad que cantidad. Uno no puede pretender ser especialista en todo.

De lo macro a lo micro: un Tweet ha resumir todo este análisis. Sin engañar ni engañarse; generar expectativas que puedan no ser satisfechas nos conducirán a una evaluación del desempeño negativa repercutiendo en nuestra reputación.

1.2. Diseñar lo que se quiere ser: aquí está permitido soñar pero siendo conscientes de que cuanto más alejada esté la meta del punto de partida, más deberá invertirse en reducir los gaps detectados. La vida es evolución; será necesario ser flexible, crecer, reorientarse. En ocasiones es preferible la humildad a la grandilocuencia. Si nos reclutan por lo segundo y luego demostramos ser un castillo de naipes… ya sabemos lo que pasará ¿no?

La diferencia fundamental entre lo que decimos ser (la marca que queremos proyectar) y lo que realmente somos y nuestra reputación (lo que hacemos, construimos y es reconocido) puede hacer que seamos o no seleccionados.

1.3. Buscar información sobre nuestros clientes potenciales y competidores. Escudriñar todo lo que se encuentre sobre ellos: imagen corporativa, resultados de negocio, redes sociales en las que participan, si están activos, cómo lo están, qué comparten, composición de su plantilla, mercado en el que operan… nuestra marca ha de resultar atractiva para los primeros y diferenciarse de los  segundos: en igualdad de condiciones ¿qué puedo ofrecer para ser seleccionado?

Coherencia, autenticidad, solvencia, seguridad… las mejores armas para competir.

2. Elegir el canal adecuado, activar un perfil acorde con los resultados de la etapa anterior y participar.

2.1. Preguntarse: ¿Para qué quiero estar presente en la Red? ¿Cuales son mis objetivos? La respuesta a esta pregunta determinará la elección de la Red/Redes que nos ayuden a conseguirlo y no sólo eso, sino que marcará el tono de los mensajes y contenidos que haremos circular por ellas. Por ejemplo: en este ámbito (el profesional) si utilizamos Facebook sólo para encontrar antiguos amigos, colgando fotos muy personales y comentarios comprometidos deberíamos considerar muy mucho qué está diciendo “al mundo” toda esa información tan personal: nos refuerza o nos debilita.

Si antes de esta etapa de relanzamiento, existían perfiles activos en las Redes Sociales, analícelos, estudie qué aparece en cada uno de ellos. Si se colabora con otros profesionales, es importante hacer lo mismo con ellos, ya que la imagen y reputación en algunos casos es compartida

2.2. Evaluar los recursos de los que se dispone para la gestión de la imagen en la red. La presencia en las Redes Sociales requiere tiempo, dedicación y mimo. Disponer de perfiles poco activos no ayuda, más bien puede restar credibilidad. No es imprescindible tener perfiles en todas las Redes. Sea selectivo. Elija el canal comunicación con el que se sienta más cómodo. Si decide estar presente por ejemplo en Linkedin, sea activo, participe en grupos de interés que le acerquen a su target, gestione recomendaciones que serán su mejor carta de presentación, genere contenido y no se limite únicamente en ampliar la red de contactos, no se convierta en spam.

3. Analizar  el impacto de nuestra actuación.
No me refiero a monitorizar nuestra actividad, sin duda aconsejable y en el caso de empresas-microempresas imprescindible, sino a “escuchar” los comentarios, las críticas, lo que gusta y disgusta, lo que recomendamos, lo que difundimos. Todo informa y permite crear opinión.

A partir de aquí, tanto en búsqueda de empleo, como de oportunidades de negocio, se  hace necesario compaginar los esfuerzos en el cara a cara –reuniones, comidas, eventos- (candidato activo), con el boca a boca (candidato pasivo) aprovechando lo hecho en una dirección, para relanzarse en la otra. Y cada cierto tiempo, parese y vuelva a preguntarse qué vería un cliente/futuro empleador que quisiera contratarle, corrija lo que chirríe de su estrategia, redefina su plan de marketing y siga avanzando.

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